México asesinado y las opciones de resurrección

Carlos Álvarez Acevedo @CarlosAlvarezMX

Puedes ser un bebé, un niño, una mujer, un anciano, un sacerdote, un migrante, un policía, un médico, una enfermera, una maestra, un periodista, una activista, un abogado, un campesino, y muchos etcéteras. Ya nadie se salva de ser asesinado en este México fallido. Pulverizado con el derrumbe de sus instituciones gubernamentales, políticas, económicas y sociales.

Ya no hay "códigos" entre los integrantes de las mafias, del crimen organizado, entre esos delincuentes a los que el presidente López Obrador exalta, a los que pretende proteger sus derechos humanos, al igual que los de los civiles honrados que salen a las calles inseguras de este país a ganarse el pan con el sudor de su frente. A simplemente intentar sobrevivir.

Los criminales ya no respetan a nadie. Asesinan sin piedad, sin misericordia. Se perdieron todos los valores sociales que a los de mayor edad nos enseñaron en la materia de Educación Cívica y Ética de los libros de texto para la educación básica, y que el asno de Vicente Fox desapareció, por sus bigotes.

El concepto de solidaridad se desvaneció al grado de solo ser asociado con la fallida política social del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Ese al cual en la actualidad del Palacio Nacional dicen no poder nombrar, pero cuyos alfiles y leales colaboradores continúan cobrando en la presente Administración. Como si nada. 'Porca' memoria la nuestra.

El colapso es inminente, aunque desde la cúpula del poder lo pretendan negar cada mañana, con las falacias 'ad hominem' escupidas desde la boca de un hombre vengativo, enfermo de rencor, cuya incontinencia verbal ha dividido más al país, polarizando a los mexicanos al grado de una confrontación social.

Y del lado de la oposición las cosas no son muy distintas. Tenemos a un corrupto y cínico líder priísta -ese cuyo partido desgració y saqueó al país tantos sexenios-, aprovechando la caótica coyuntura, lamiendo la herida social infectada -llena de pus-, para proponer la estupidez de armar a la población. No disfracemos con eufemismos nuestra realidad: dicha iniciativa debería llamarse llanamente 'La Ley del Talión'.

¿Soluciones para esta desgracia nacional? Me dicen algunos que podría ser, para empezar, que los altos funcionarios de seguridad, como Ricardo Mejía Berdeja, renuncien a sus cargos y dejen de distraerse en temas electorales. Lo otro sería colocar en dichas posiciones a funcionarios que han dado resultados, aunque sea entre comillas.

¿Por ejemplo? Omar García Harfuch en la Ciudad de México. Que llegaría a la SSPC si Sheinbaum es presidenta de la República. Ya no importaría que esté asociado al caso Ayotzinapa, o que su padre haya sido Comandante de la extinta Dirección Federal de Seguridad -imagínese usted-, o que haya surgido casi de forma "espontánea" a la sombra de la generación García Luna. Así de jodidos estamos.

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