NL gobernado por “influencers”; vendiendo dignidad por “likes”

Carlos Álvarez Acevedo @CarlosAlvarezMX

Durante los últimos años, los ejemplos de políticos “influencers” -que no es más que un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales-, han colmado el internet para darse a conocer y popularizar sus acciones o actividades, que en muchas ocasiones no es más que pura paja, sin sustancia, o sin propuestas reales y efectivas para la solución de las problemáticas reales de las comunidades o de las sociedades.

Es así como a nivel internacional tenemos como ejemplos a Donald Trump, en Estados Unidos, quien llegó al extremo de azuzar a sus simpatizantes y partidarios, para que, el 6 de enero del 2021, asaltaran el Capitolio de Washington -la sede del Congreso estadounidense-, durante varias horas, interrumpiendo una sesión conjunta del Poder Legislativo para contar el voto del Colegio Electoral y certificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre del 2020.


En otras latitudes tenemos al homofóbico, misógino, villano ambiental y anti vacunas brasileño, Jair Bolsonaro, quien, lastimosamente, continúa en el poder. En El Salvador también está Nayib Bukele, quien se define a sí mismo como “el dictador más cool del mundo mundial”.


Así se las gastan estos populares personajes, que cuentan con millones de seguidores en sus cuentas de las diversas redes sociales. Aquí en México tenemos un potencial símil de estos sátrapas internacionales, a quien además de su popularidad natural en las redes -ahora le llaman orgánica-, ya cooptó, según mis fuentes, con prebendas y dinero, obvio a muchos de los medios tradicionales y periodistas locales neoleoneses. 


Se trata de Samuel García, gobernador de Nuevo León, quien junto a su esposa, Mariana Rodríguez, han multiplicado sustancialmente su número de seguidores, y por ende su popularidad e influencia, a cambio de explotar su imagen de juventud y belleza física, combinada con una supuesta -yo diría actuada- autenticidad, que hace empatía con las personas que están cansadas de los políticos de la vieja escuela: acartonados, apolillados, rancios, anticuados, desactualizados, que solo ofrecen más de lo mismo.


Sin embargo, sus escándalos provocados, sus acciones supuestamente benévolas y dizque bien intencionadas, son las de un astuto ladino, que actúa con astucia y disimulo para conseguir lo que se propone. Sus estrategias promocionadas son las de un pícaro zorro marrullero, que aparenta amabilidad, buena intención o debilidad para beneficiarse de algo o conseguir cierta cosa, que en la mayoría de los casos es una fórmula aritmética simple: popularidad es igual a más votos.


El pasado viernes 14 de enero, Mariana Rodríguez informó a través de su cuenta de Instagram, que podría llevar a Emilio -un niño con discapacidad- a su domicilio particular, ya que según la titular una cosa que se denomina “Amar a Nuevo León”, había obtenido un permiso de convivencia familiar, por lo que pudo extraer del centro del DIF Capullos al menor, bajo el argumento de un permiso de convivencia de fin de semana.


La “influencer” dijo que no se trataba de un “acogimiento”, porque reconoció que no está capacitada, ni cuenta con la certificación para brindarle un hogar temporal al bebé de Capullos. A lo largo de los siguientes días, el matrimonio ha compartido diferentes historias en las que aparecen conviviendo con Emilio. Lo que tampoco tienen, estos poderosos jóvenes, es tantita madre. 


Y tal como denunció la organización no gubernamental REDIM, “es fundamental revisar protocolos de adopciones y visitas para verificar que no se incumplió con la norma, y deberá investigarse el suceso, así como el rédito mediático y económico detrás de una motivación aparentemente humanitaria”. 


Siendo ambos personas que siempre han contado con muchos recursos económicos, ¿por qué hasta ahora decidieron realizar una acción como esta? Pues por mercadotecnia política, lo que resulta deleznable, como ruin es, también, que expongan los rostros de los menores, tan sólo para obtener más “likes” o ser tendencia. Bueno, le pusieron hasta tenis de colores de Movimiento Ciudadano, el partido en el que milita el gobernador


Los “influencers” cometieron un delito faltando al respeto al derecho a la intimidad y protección de datos personales, que protege la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, misma que lo establece, en sus artículos 13, fracciones VI, VII y XVII; 39, 40, 42,43, 76, 77 y 80.


Este par de oportunistas miserables “adoptaron” a un bebé por un fin de semana, por 48 horas. Engañaron al pequeño Emilio haciéndole creer que ya tenía una familia, un hogar. Pero no, al contrario, lo utilizaron como un producto más de publicidad y propaganda política. Ella hasta se grabó llorando cuando lo fueron a regresar al DIF Capullos. Ridicula.


Su acción, irresponsable e insensible, beneficia a los adultos con poder y vulnera al menor. Se trata de una vida, no de una mercancía. Violaron todos los derechos fundamentales del menor. ¿Qué sigue? Que Samuel García y Mariana Rodríguez renten un cadáver para velarlo y tomarse una “selfie”. 




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