Decálogo de cómo elegir a un candidato

"No existe una bestia en el mundo más peligrosa que un ignorante con poder", decía Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos del año 81 al 89 del Siglo pasado. Ahora que estamos tan cerca de la jornada electoral, los ciudadanos estamos obligados a ir a votar, pero también a evaluar por quién vamos a sufragar.

Les pido a todos los que me están leyendo, no caigan en la desidia. Que se tomen una hora de su valioso tiempo, para investigar cuál es el distrito en el que les corresponde sufragar, así como los requisitos para ejercer su derecho constitucional.

También les ruego evaluar a los candidatos que estarán en la boleta. Por ello he preparado un breve decálogo que podría ser útil al elector para determinar cuál sería el mejor candidato para usted y su entorno. Una decisión fundamental que podría impactar en su futuro y en su calidad de vida.

1. Contraste la carrera y capacidad académica del candidato. No importan tantos los títulos de universidades extranjeras o ‘fifís’, sino el hecho de que no sean documentos comprados o falsos para abultar un currículum. Observe con detenimiento que la persona que usted elegirá tenga deseos y ánimo de superación, es decir, que de forma constante se esté capacitando para mejorar en su profesión o ámbito de competencia.

2. Investigue si dicha persona tiene señalamientos por corrupción u otros delitos. Y en este punto es importante destacar que el candidato o candidata sea una persona con probada calidad moral, pero que los señalamientos que se hagan en su contra, también tengan un sustento, porque en época electoral se puede acusar y difamar a cualquiera sin fundamentos.

3. Cheque usted si el candidato o candidata está proponiendo cosas que realmente puede cumplir. Es decir, que sean viables de hacer en caso de llegar al gobierno o a una legislatura. Asesórese con algún amigo que sea abogado, o alguien que tenga conocimiento legal básico, para saber si lo que la persona promete se puede cumplir en un momento dado.

4. Constate la vida personal de ese candidato o candidata, porque aunque no parezca importante, los valores o actitudes que tenga en lo privado, determinará su actuar público. Observe cómo la persona trata, se comporta o se refiere a sus vecinos, familiares, amigos, colegas, etcétera. Esto habla mucho de ella o de él.

5. Verifique la postura de su candidato o candidata hacia las minorías. Porque en el pragmatismo de ganar una elección, por lo general se proponen cuestiones para el grueso de la población, olvidando a los sectores sociales que son vulnerables o que requieren acciones o medidas especializadas para su desarrollo.

6. La experiencia de un candidato es fundamental, pero no es determinante. Es decir, hay personas con mucha experiencia legislativa o en la administración pública, pero que nunca han logrado o generado un cambio real o benéfico para la sociedad o población. A veces es bueno dar oportunidades a los que desean entrar a la política.

7. No elija a un candidato o candidata porque le cae bien o porque es atractivo físicamente. No lo quiere usted para novio o novia, lo necesita usted para que realice acciones públicas que traigan beneficios colectivos. Tampoco elija a alguien que se cuelgue de otra figura pública. En política no hay desdoblamientos astrológicos o metafísicos. O gobierna y legisla uno o lo hace el otro, pero no los dos.

8. No se deje comprar con una despensa o un tinaco o efectivo, etcétera. Como se dice en muchas partes: agárrelo, porque de todas formas esas cosas fueron compradas con dinero de sus impuestos. Pero que esa dádiva no signifique que tenga usted que perder su dignidad personal o política.

9. Que el candidato o candidata tengan presentada su declaración “3 de 3” (patrimonial, de intereses y fiscal), lo que es muy importante para así saber cómo llegan de ricos o pobres, para que después no nos sorprendan con mansiones por aquí y por allá.

10. ¡Vaya a votar! No salgamos con la cantaleta de que “todos los políticos son iguales”, porque aunque así lo parezca, no lo es. Este es un decálogo abierto, no definitivo o limitado a lo que yo piense, y estoy a sus órdenes para construirlo juntos.

Publicar un comentario

0 Comentarios