Pobrecito mi presidente, se cree Dios

Carlos Álvarez Acevedo @CarlosAlvarezMX

Un sacerdote jesuita tiene una calidad moral superior a la de cualquier político. Por eso cuando el inquisidor mexicano descalifica desde su púlpito, le queda mal atacar un miembro de la Compañía de Jesús, una orden religiosa de clérigos de la Iglesia católica, fundada en 1534 por Ignacio de Loyola.

La aguada prédica tabasqueña no le llega ni a los talones al santo español, cuya mejor herencia para la posteridad fueron sus ejercicios espirituales. Sin duda Loyola fue un hombre libre, soñador y fiel a la Iglesia, igual que lo han sido los sacerdotes jesuitas, unos verdaderos soldados de Dios, incluyendo al actual papa Francisco.

Los jesuitas no simulan una falsa austeridad. Ellos ejercen la pobreza desde hace casi cinco siglos. La encarnan para ponerse al mismo nivel de los fieles a los que ayudan de verdad. Que diferencia de los falsarios, "regalando" dinero público -que obviamente no es de ellos-, para después cobrarlo en las urnas, con cuotas electorales.

Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar -asesinados en el atrio del templo San Francisco Javier, en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua- todavía yacian calientes en el corazón de la congregación fundada por Loyola, cuando López Obrador los atacó diciéndoles "hipócritas".

Vaya que le duele al mandatario nacional que lo cuestionen personas de la incuestionable calidad moral de los religiosos jesuitas, esos cuyos alumnos fundaron el movimiento YoSoy132 en mayo del 2012, y cuyo lema fue: "si no ardemos juntos, ¿quien iluminará esta oscuridad?" 

Aunque después fue infiltrado,  politizado y desvirtuado por personajes deleznables como Attolini, YoSoy132 inicialmente buscaba la democratización de los medios de comunicación y el rechazo a la imposición mediática de Peña Nieto, artífice de la corrupción, cuyo pacto secreto con el político tabasqueño lo mantiene impune, gozando de la gran vida en España.

"Equivocarse es de humanos, perdonar es divino, rectificar es de sabios" indicó alguna vez el poeta inglés, Alexander Pope, prolifico traductor de Homero y editor de Shakespeare. Sin duda, López Obrador es un ser terrenal, ya que su erratico comportamiento así lo demuestra. Ello a pesar de que el político tabasqueño se creyó el mote de "mesías tropical", que le impuso Enrique Krauze.

"El diablo fue al mar / A escribir la historia del mundo / Pero no había agua / Dios la había bebido", dice la letra de la canción 'Pobrecito mi patrón', escrita por el argentino Atahualpa Yupanqui y cantada por su compatriota Facundo Cabral.

Cambiemos un poco la letra y cantemos con melancolía quienes nos equivocamos al votar por el político tabasqueño: "Dominar es su manera / Y así nadie se libera / Pobrecito mi presidente / Piensa que es un Dios". Tara ra ra ra ra, ta ra ra.

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